Martha Rosler es una artista de sensibilidad política y compromiso social. En especial ha explorado críticamente la problemática del urbanismo, de la mujer, de los medios de comunicación, aunque su reflexión es mucho más amplia. Su voluntad es analizar este otro lado del discurso políticamente correcto, las relaciones de cada día; es decir, realizar una especie de radiografía del poder político, pero también de su expresión en la vida cotidiana.
Sus primeros trabajos en los años sesenta consistían en fotomontajes muy en la línea de John Heartfield. A grandes rasgos, introducía elementos disonantes (militares, los destrozos de la guerra, etcétera) en representaciones de dulces hogares extraídas de los medios de comunicación. Algo así como si las pesadillas afloraran en medio del sueño americano. Con el paso del tiempo Martha Rosler ha enriquecido sus propuestas y su lenguaje. Trabaja con vídeo y fotografía, realiza instalaciones, escribe y naturalmente todo aquello relacionado con los medios de comunicación está presente en su obra. Su ambición es la de una toma de consciencia entre la reflexión, el juego y la información. El resultado es de una gran contundencia y, por cierto, próximo a Hans Haacke, otro artista de compromiso social.
Ahora bien, hay una pregunta que se plantea en la exposición: ¿qué sentido tiene ahora este arte de compromiso? ¿Qué aporta de nuevo esta denuncia sobre el imperialismo o la especulación inmobiliaria, con los que además coexistimos, a lo que ya sabemos? Entre otras piezas, la serie dedicada a los aeropuertos es muy significativa: unas frases descontextualizadas acompañan unas fotografías de estos espacios residuales y anónimos que son los aeropuertos; un espacio de la comunicación que la frialdad de las fotografías y el sinsentido de las frases expresan como la imposibilidad de comunicación. En el ámbito del museo donde se presenta esta instalación, y en contradicción con este marco, se desarrollan unos debates y conferencias paralelos que acompañan el trabajo de Martha Rosler.
En fin, podemos apuntar metafóricamente este arte de compromiso y sensibilidad política como una cacofonía más en esta sociedad de la información que desinforma, temática a la que la artista alude en varias ocasiones y en la cual ella misma está inmersa. Claro que siempre quedará el recurso de distanciarse y tomarse estas frases como una suerte de poesía y estas fotografías de aeropuertos como paisajes abstractos o descontextualizados a lo Duchamp. Pero luego están vacíos de contenido: una cacofonía más en esta cacofonía global. La obra habla a pesar de la artista (o a pesar de su intención).
Marisol y Emilio
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